lunes, 18 de abril de 2016

Cuándo buscar ayuda terapéutica profesional




Por Teresa León
"Yo no estoy loca para ir a terapia"; "si saben que fui a una consulta de psicología o psiquiatría desconfiarán de mí". Afortunadamente, frases como éstas serán cada vez menos frecuentes.
En esta era de la información, gracias a Dios, abundan los datos sobre la extensa gama de opciones de psicoterapias, terapias alternativas y modelos de desarrollo humano que están disponibles en la mayoría de las ciudades.

Considero un avance que las personas puedan decir abiertamente que están asistiendo a una terapia psicológica, o una ayuda profesional del área del desarrollo humano.  Es parte de nuestra inteligencia emocional reconocer que somos seres complejos y que podemos pedir ayuda.

Las personas que han sido diagnosticadas con algún trastorno o enfermedad mental requieren de la asistencia de psicólogos acreditados y de la medicación suministrada por psiquiatras.
Sin embargo, no es necesario estar enfermos para acudir a un especialista de la salud mental. Las personas sanas también necesitan ayuda en algunos momentos de sus vidas y se benefician enormemente del trabajo tanto de psicólogos y psiquiatras, como de orientadores, coaches y otras personas certificadas en el área del bienestar y el desarrollo humano.

Así como se debe atender una gripe antes de que se convierta en neumonía, las dolencias del alma hay que atenderlas a tiempo.

Buscar ayuda no es debilidad ni falta de inteligencia; todo lo contrario.

Hay situaciones que pueden afectar la estabilidad emocional de una persona, abrir heridas de la infancia, socavar su autoestima, afectar la comunicación con los demás y reducir su rendimiento laboral.

Los divorcios conflictivos, los accidentes, secuestros, robos, violencia, duelos, pérdida del empleo o de posesiones son algunas de las situaciones en las que se puede necesitar la ayuda de un profesional para manejarlas.

Señales
Algunos de los indicios de que necesitamos una ayuda externa son: cambios en el humor, irritabilidad, cambios bruscos en el peso corporal, insomnio o dormir demasiado.

Si se te hace difícil manejar las emociones, presentas estallidos de llanto o rabias, o fuertes miedos; tienes dificultad para tomar decisiones o sientes que una situación te desborda y se sale de las manos, es recomendable que busques ayuda.

Cuando vivimos sometidos al estrés y a prolongadas crisis políticas y económicas generalizadas, se percibe zozobra, ansiedad y desesperanza en el ambiente que nos rodea, necesitamos prestar más atención a nuestra salud mental y emocional. Necesitamos buscar ayuda para drenar las emociones sanamente, ampliar las opciones de respuestas ante las situaciones y tomar las mejores decisiones cada día.

Entre las opciones para las personas sanas figuran los talleres, las psicoterapias, los grupos de apoyo dirigidos por un especialista en el área, las disciplinas como la biodanza, la meditación, hipnoterapia, constelación familiar, terapias holísticas de equilibrio energético, etc.

Coaching
Coaching no es terapia. El coaching es una metodología en la que a través de la conversación, en especial de preguntas que hace el coach, el cliente puede darse cuenta de lo que realmente le está afectando, ver opciones y los recursos que ya tiene, decidir y emprender acciones que lo lleven a superar la situación.  Nos enfocamos en el presente, con miras a una transformación en el futuro.

En la terapia, podemos ahondar en el pasado del cliente, abordar las dinámicas familiares y las situaciones que se repiten en su sistema de familiar, etc. Podemos empleas técnicas psicocorporales que saquen bloqueos y emociones atrapadas en el cuerpo, hacer meditaciones o hipnoterapia para que salgan del subconciente contenidos que puedan estar afectando.

Podemos trabajar con los ángeles de la persona o con sus guías espirituales.

En modelos como el Análisis Transaccional y Programación Neurolingüística se le enseña al cliente cómo se forma la personalidad, cómo somos, cómo funciona la mente y las relaciones interpersonales y se brinda herramientas para el cambio de creencias, emociones, actitudes y acciones. Muchas veces, con sólo esta información y darse cuenta de lo que está detrás de la situación ya hay cambios. En otros casos no basta con darse cuenta, sino que se requiere técnicas para iniciar  y mantener las decisiones, acciones y transformaciones.

Hay tantas modalidades y enfoques de terapias como necesidades de las personas. No es por casualidad que llegas a alguna de ellas.

Qué no esperar
No esperes que el terapeuta o el coach te digan qué debes hacer. El proceso te puede abrir los ojos para que te des cuenta y tomes decisiones y acciones.  La acción, la sanación y el avance es responsabilidad del cliente.

Se proporciona herramientas para el manejo de emociones y para el cambio. Depende del cliente si las aplica o no.

No es la función del terapeuta servir de réferi en un conflicto interpersonal, ni de juez que señala quién tiene la razón, ni policía.

No esperes que el terapeuta o el coach sea "el mejor amigo" al que tienes que contarle todo. No es tu mamá, no es tu papá.

Si vas a una consulta con la idea de que tu pareja cambie, o que tu hijo cambie o que tu familia cambie, necesitas cambiar tu enfoque del asunto. Trabajamos con la persona que acude a la consulta. Si quieres que tu esposo te entienda, nos enfocamos en ti, no en él; puedes aprender otras maneras de comunicarte, por ejemplo.

Lo que sí hay que esperar de un profesional en esta área es: confiabilidad, confidencialidad, ética, empatía, respeto, puntualidad, prácticas que no fomenten la dependencia; y por su puesto formación.

Como ya sabes, nadie llega a tu vida por casualidad. Te llega el terapeuta o el coach que necesitas para avanzar o para aprender algo. En cualquier proceso, recuerda que tienes un ángel, pídele que te guíe y que asista en el proceso de transformación.

Hay ángeles laborales, de inspiración, de sanación. Pídeles y acudirán.

Un abrazo en la luz divina que nos une a todos.
publicado en mi blog Ser Espiritual de la revista www.estampas.com