'Tengo una corazonada", "lo veo venir", "lo siento en las entrañas", "tuve un sueño", "oigo una voz que me dice...". Ya sea que el mensaje nos llegue desde el corazón, el estómago, el oído o el cerebro, eso que sabemos, pero no podemos explicar cómo lo sabemos, se llama intuición. Ese sexto sentido, como también se le conoce, solía atribuírseles sólo a las mujeres. Sin embargo, los estudios sobre la personalidad, inteligencias múltiples y los hemisferios cerebrales indican que la intuición es algo innato en todo ser humano, aunque algunos la desarrollen más que otros, y algunos más que otros estén conscientes de su uso.
Guía divina
En escrituras sagradas son numerosos los relatos de personas que recibieron mensajes importantes a través de sueños y visiones. Hoy en día, sin necesidad de ser santos o iluminados, muchos consideran que los mensajes que reciben como corazonadas son una guía divina, mensajes de Dios, que les van marcando el camino a seguir.
"La intuición es una fuente estable y confiable de sabiduría para guiar nuestra vida. Es una fuente interior que nos ofrece orientación inequívoca hacia nuestros sueños y esperanzas -señala Lynn A. Robinson en su libro Intuición Divina (editorial Alamah).
Tal vez Dios se te presente a través de un sentimiento, una impresión fugaz o un simbólico golpe de intuición".
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