por TERESA LEÓN | imagen: SHUTTERSTOCK. Publicado por www.estampas.com
En nuestra cultura occidental, la muerte es un tabú. En general se evita hablar de ella. Se le teme como el fin de toda la existencia, o como la obligación de afrontar el juicio final. El miedo a no saber qué nos encontraremos del otro lado del velo puede hacer que luchemos contra algo que es tan natural como inevitable.
Siendo inevitable, resultaría más sensato prepararnos espiritualmente para ella.
Además, ¿qué mejor tributo a un ser querido que ayudarlo a morir? En el proceso de la muerte, a la mayoría nos gustaría estar acompañados por alguien entrenado que nos susurre al oído las palabras exactas que nos impulsen a la liberación de todo sufrimiento; que nos ayude a irnos sin miedo, en paz y con la certeza de que nos espera el más puro amor incondicional de Dios.
"En Occidente, la única atención espiritual que suele prestarse a los moribundos es la de asistir al funeral. (...) Todas las pretensiones de poder y éxito de que se jacta el mundo moderno sonarán a falsas hasta que en esta cultura todo el mundo pueda morir con cierta medida de paz, y hasta que al fin se haga algún esfuerzo para procurar que así sea", señala Sogyal Rimponché, maestro del budismo tibetano, egresado de la universidad de Cambridge en Religión Comparada y autor de El libro tibetano de la vida y de la muerte.
Esa preparación para la muerte la logramos con el entrenamiento de la tradición tibetana llamado Powa, que significa "transferencia de la conciencia".
Esta práctica busca elevar el alma o conciencia de la persona en el momento de su muerte a la Divinidad, a la "tierra pura" de la luz infinita. Al alcanzar tal altura, se liberaría de todo su karma y de la necesidad de re-encarnar para pagar sus deudas kármicas. Es el método más simple y más directo de alcanzar la iluminación. Lo aplicamos en nosotros mismos y para ayudar a otros.
Según la tradición tibetana, el estado mental y emocional que tengamos al morir determina lo que viviremos después. Si llegamos a la muerte con rabia o sufrimiento, la tendencia a esos sentimientos se va a manifestar en la vida futura. En caso de no lograr impulsarse lo suficiente para alcanzar la total iluminación, por lo menos se alcanzaría la armonía necesaria para un renacer mejor.
Universal
"Es una herramienta muy poderosa y universal, accesible a cualquier persona. Es una práctica que no implica ningún rito que choque con alguna religión", señala Zoldy Parra, maestro budista que dirige el centro de Budismo Vajrayāna del linaje Drikung Kagyu en Caracas.
Así lo explica Sogyal Rimponché: Me preguntan "si mi pariente o amigo es cristiano y yo soy budista ¿puede surgir algún conflicto? ¿Qué conflicto puede haber? Yo les digo que están invocando la verdad, y tanto Jesucristo como Buda son manifestaciones compasivas de la verdad, que se presentan de distinta manera para ayudar a los seres".
"El practicante de Powa ha alcanzado una gran comprensión de la realidad, y gracias a ese nivel de comprensión de lo que es la vida, el espíritu y el paso de un estado a otro, puede ayudar a otros", agrega Zoldy Parra.
Ayuda a Venezuela
La inseguridad y el miedo a la propia muerte o la de un ser querido a manos del hampa figuran entre los mayores sufrimientos en nuestro país.
"El Powa es un medio para comprender la realidad; no sólo la muerte, sino la vida. Nos permite desarrollar el desapego, superar el duelo y entender que todos los seres son dueños de su karma y van a tener una vida corta o larga según sus deudas kármicas", añade Parra, cuyo centro ha organizado la visita del Lama Drupon Thinley Nyingpo Rimpoché, quien transmitirá la práctica
Con el Powa, se pierde el miedo a la muerte. "Esto podría incluso cambiar la conciencia de un país", añadió Parra. "El Powa incluso nos podría hacer sentir felicidad al percibir la liberación del alma de la persona que fallece".
¿Qué le diría a las madres que lloran la muerte de un hijo y a todos los que están pasando por el dolor de la pérdida de un ser querido? "Les diría que lean El libro tibetano de la vida y de la muerte (ed. Urano). Allí encontrarán enseñanzas no sólo para afrontar la muerte, sino para entender mejor la vida", señaló Parra.
Al entrenarse, usted le puede aplicar el Powa a un ser que tenga tiempo fallecido, si considera que realmente lo necesita.
Cuando los familiares se aferran a un ser querido fallecido, pueden impedirle que siga su camino al plano que le corresponda. "Hay seres desencarnados que están atrapados en lo que se conoce como el estado de los espíritus errantes, y sufren porque no tienen la capacidad de discernir lo que les está pasando. Esto ocurre también cuando en vida tienen muchos apegos a personas o sitios. A ellos se les puede ayudar con el Powa", explica Parra.
"No podemos esperar una buena muerte si nuestra vida ha estado llena de violencia. Si deseamos morir bien, hemos de aprender a vivir bien", escribió el Dalai Lama.
Como señala Sogyal Rimponché, para quien se ha preparado, la muerte llega "como el momento más glorioso que corona toda la vida". Preparémonos para vivir y morir bien, para que nuestra alma se funda con la luz divina de Dios; por nosotros y por la humanidad.
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